16 marzo, 2007

El imaginario viaje por Valencia

El concurso "Imagina tu Empresa" consistía justamente en eso, en crear, en imaginar y elaborar un pequeño proyecto, donde se reflejara la empresa por la que cada grupo apostaba en nuestra Comunidad Autónoma. La sorpresa vino cuando recibimos el premio. Como estaba previsto viajamos a Valencia pero nos tuvimos que conformar con imaginar sus calles, su color y ruido, todo ello, estando ya a las puertas, las fallas. Sí señores, el hotel estaba alejadísimo, supongo que era la mejor forma de tener controlado el esfuerzo que esta vez los chavales harían por pasarlo bien. Íbamos prácticamente más adultos que alumnos, pero no todos nos paramos a pensar en ellos y en el premio que les hubiera gustado recibir. ¡Queremos fiesta! decían algunos chavales, ¿cuándo cenamos? preguntaban otros, ¡más autobús!, exclamaban los que ya estaban hasta la coronilla cuando nos sustituyeron los paseos programados por el centro de la ciudad, por un nuevo viaje, después de casi novecientos kilómetros, para ver lo que terminamos imaginándonos. Pues sí, lo que era un premio para los niños se convirtió en una indignación continua para algunos profesores, ante las decenas de detalles descuidados y la incesante desorganización que los encargados del evento poco hacían por ocultar y resolver.

No crean que me lo invento, de eso ya se encargan otros, lean esto, es una vergüenza que intenten engañarnos para quedar bien nuevamente. Lo siento, lo leo y no puedo dejar de ponerme a escribir para transmitir la hipocresía y falsedad que encierran las palabras de las que otros alardean. Allí estuvimos nosotros, el palizón se lo llevó nuestro cuerpo y la desilusión, decepción e indignación la sufrimos en primera persona. ¿Qué nos quieren hacer creer a estas alturas? Cuando, en su día, intentamos sugerir algo sólo en el intento de que el chaparrón fuera menor, recibimos un tajante "NO" por respuesta; ahora, imaginan e imaginan lo que no tuvimos ocasión de hacer y se permiten publicarlo como si tal cosa, ¡vergüenza les tenía que dar!.

Pero bueno, de todo se aprende y como dicen algunos, al mal tiempo buena cara y lo pasado, pasado está. Eso sí, que conste que no me quedo con semejante viaje y que lo que recordaré será el ejemplar comportamiento de algunos alumnos y los chistes del grupo de compañeros con el que me junté. Profesionales de varias localidades con los que tuve la suerte de compartir puntos de vista y muy buenos ratos. Pues eso, compañeros: Sara, Pilar, Alfredo, Fátima, Jose, David..., para vosotros van estas últimas palabras. Ya sabéis que vuestra compañía fue lo que salvó el encuentro y que espero tener la oportunidad de seguir compartiendo con vosotros.

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