07 octubre, 2006

Adaptamos la técnica: Economía de fichas

Los pequeños problemas de conducta localizados en alumnos, como siempre, con características muy especiales que no han elegido; la inexistente presencia hasta la fecha de la Educadora Social en mi centro, la demanda indirecta de unos y otros, sólo una ligera idea sobre este tema pero ganas de experimentar algo nuevo, han hecho que proponga y trabaje en la adaptación de una técnica de modificación de conducta: Economía de fichas.

Así lo propongo y así comenzamos a trabajar:

1.- Recomiendo la lectura del Mago sin magia, para evitar falsas ilusiones y trabajar con los pies sobre la tierra.

2.- Aclaro mi opinión sobre esta cuestión. He de reconocer que tengo mis dudas sobre la efectividad de este tipo de técnicas. Por un lado, considero que la modificación de una conducta requiere más dedicación de la que en un centro escolar en algunas ocasiones, se le puede prestar. Por otro, creo que es importante el trabajo en varios ámbitos y no sólo en el escolar, tarea compleja en muchos casos, puesto que depende de la buena disposición de muchos agentes.

3.- A pesar de ésta, sólo una opinión, considero que valdrá la pena hacer el intento. Así, terminamos consensuando el planteamiento de la adaptación de la técnica en la reunión de tutores y apostando por este tema.

4.- ¿Cómo lo planteamos desde este momento?

Partimos de la filosofía de la técnica “Economía de Fichas”. Una técnica específica para desarrollar conductas incipientes y también para disminuir conductas problemáticas, en la que intervienen tanto el reforzamiento positivo (las fichas que el grupo de alumnos ganará por las respuestas deseadas) como el castigo negativo (las fichas que perderá por hacer conductas no deseadas).
En la sesión de tutoría, el tutor y los alumnos consensúan las normas de aula y el castigo que se impondrá cuando no se respete cada una de éstas. Esto, lo plasman en un mural que elaboran los alumnos y en el que utilizan la asociación por colores entre norma y sanción.
Hecho esto, los alumnos hacen un listado de las actividades que les gustaría realizar en tutoría, lo ponen en común y se ordena cada una de las propuestas atendiendo al valor que los alumnos en conjunto le han adjudicado. El orden será en dirección descendente de menor a mayor valor para ellos.
Ahora viene, la implicación de todo el equipo de profesores y el intento de modificación de pequeños problemas de conducta individual, basado en el premio, el castigo y la presión ejercida por el resto de los miembros del grupo. Las actividades que ellos más valoran están en juego. Así, como si del Trivial se tratara, se le plantea a los alumnos el desafío. El reto está en conseguir una serie de fichas semanales. Cada ficha tendrá un color, representará una materia y la depositará el profesor al final de la semana en el espacio adjudicado para ello si considera que el comportamiento en sus clases, de modo grupal, ha sido el adecuado. En la hora de tutoría el tutor y el delegado harán recuento de las fichas conseguidas y como si de un puzzle se tratara, irán encajándolas hasta lograr rellenar el quesito multicolor de la semana. Si lo logran, el “quesito” se podrá canjear por la realización de la primera actividad que aparece en la lista elaborada anteriormente por los alumnos. A medida que pase el tiempo, los premios no se adjudicarán semanalmente sino quincenalmente, siempre con la excusa de que la actividad que está en juego es de mayor valor para ellos y por tanto, requiere mayor esfuerzo su consecución.
¿Qué ocurre si la conducta no deseada persiste o aparece de forma puntual?, pues que el profesor puede no aportar la ficha, o incluso, retirar y guardar bajo candado, la ficha que en alguna ocasión ha adjudicado al grupo y cuya consecución es imprescindible para canjear un número determinado de “quesitos” por una determinada actividad. ¿Qué pretendemos de este modo?, que exista una continuidad en el juego, una modificación de conducta progresiva pero persistente a lo largo de las semanas, y que indirectamente, los alumnos perciban el constante peligro de no llegar a la meta deseada.

La explicación está y los juegos también. Ahora falta que los participantes sigan las normas, que todos nos impliquemos y que obtengamos el resultado merecido después de tanta manualidad como este planteamiento ha conllevado. ¿Funcionará?,¿conseguirán rellenar todos los quesitos?, mis alumnos de Psicología una vez explicado el Conductismo, apuestan por la idea. Yo que quiero compartir su ingenuidad e ilusión, pienso que con alguno de los grupos de alumnos a los que se dirige, hay posibilidad de éxito. Pero seamos realistas, si se dirigiera a alumnos con graves problemas de conducta, esto podría resultar un rotundo fracaso. ¿Fracaso?, me he equivocado. Al intento, resulte éste mejor o peor, me niego a llamarlo fracaso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

TE ADVIERTO UNA COSA: TIENE GRANDES POSIBILIDADES DE NO ALCANZAR LOS PROPÓSITOS DESEADOS Y POR VARIAS RAZONES: LA PRIMERA ES QUE ESO QUE PLANTEAS ES CUALQUIER COSA, PERO NO ECONOMÍA DE FICHAS SEGUNDA, NO SE TRATA DE UNA FILOSOFÍA, EN REALIDAD ES UNA TÉCNICA; TERCERA PUEDE TENER ALGUNA ESPERANZA, PERO TE ADVIERTO EN EL CORTO TIEMPO. TE RECOMIENDO CONOCER CON PROFUNDIDAD Y SUS ALCANCES LOS CONCEPTOS DE REFORZADOR Y CASTIGO, POSITIVO Y NEGATIVO. NO ES LO QUE ASUMES EN TU ESPACIO.

Anónimo dijo...

que comentario tan pobre el anterior.. la economia de fichas es una tecnica de condicionamiento operante muy eficaz y utilizada a gran escala actualmente.